La historia de Alberto
Nacà en la ciudad de Cádiz en el sur de España el 5 de abril de 1969. Criado en una familia con profundas convicciones religiosas, inmediatamente me sentà llamado a la vida espiritual. Mi mayor sueño en ese momento era ser sacerdote, pero el despertar de la adolescencia rápidamente me hizo olvidar ese deseo. Cuando terminé mis estudios preuniversitarios, decidà apostar por mis habilidades artÃsticas que, hasta entonces, eran las que más me fascinaban. Hice cursos de ilustración, pintura y escultura, pero fueron los cursos de administración y tecnologÃa los que me llevaron a trabajar en la industria aseguradora, donde estuve inmerso durante siete años.
Aunque mi trabajo me brindaba seguridad económica y una vida cómoda, me sentÃa infeliz y apenas tenÃa el tiempo o la energÃa para dedicarme a mi arte. Me sentÃa cada vez más abrumado por mis responsabilidades e incapaz de decidir o incluso pensar con claridad. Mi descontento creció, al borde de la desesperación, y llegó el momento en el que supe sin duda que mi vida necesitaba cambiar. Fue entonces, en julio de 1997, que providencialmente llegó a mis manos un libro, un libro de autoayuda que influirÃa mucho en mi camino. Fue el primero de muchos más libros que me abrieron los ojos a una nueva forma de ver la vida. Ese fue el comienzo de mi camino espiritual consciente.
Ese tiempo maravilloso también me ayudó a reconectarme con la espiritualidad de mi juventud y a redescubrir esa energÃa esencial que reside en todas las cosas y que ahora me gusta definir simplemente como Amor. Como resultado de este intenso proceso interior, tomé unas decisiones extraordinarias que incluyeron dejar mi trabajo, mi familia y amigos, y embarcarme en una aventura sin retorno en busca de un sentido de vida. Poco después, en abril de 2000, emprendà mi primera peregrinación al Camino de Santiago.
El Camino me abrió las puertas para vivir más profundamente esta nueva visión de la vida en un escenario desconocido, lleno de infinitas posibilidades. Un año después, conocà a Mony en Finisterre, el ancestral fin del mundo en el norte de España. Ese encuentro me brindó la oportunidad de hacer realidad mi deseo de seguir conociéndome a mà mismo y creciendo espiritualmente a través del maravilloso camino por la paz que emprendimos juntos. Ni mi anhelo ni mi camino terminaron en Jerusalén, sino que continúan siendo hasta el dÃa de hoy los principales motores de mi vida.